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BDSM: ¿Dónde están los límites?

Por sentido común diríamos que la gente busca el placer y huye del dolor, pero hay hechos y situaciones que también nos enseñan que existe lo contrario, es decir, placeres dolorosos,  como aquellas personas que disfrutan el dolor tras una dura sesión en el gym, hacerse un tatuaje, hacerse la cera, o comer comida extremadamente caliente o picante.

De acuerdo a las teorías científicas, el dolor hace que el sistema nervioso central libere endorfinas, proteínas cuya función es bloquear la sensación de dolor. Cuando esto sucede, también se produce euforia al igual que lo hacen algunas drogas. Por eso es que, tras una sesión intensa de ejercicios, el  mensaje de dolor en el músculo es llevado al cerebro, el sistema nervioso central entra en acción, generando sus propios narcóticos, endorfinas, que ayudan a bloquear la sensación de dolor, sustituida por una sensación  gratificante o de placer.

Es algo como hablar de un dolor bueno y uno malo. Encontrar placer en el dolor es una capacidad desarrollada únicamente por los humanos, quienes son capaces de disociar el dolor del peligro, o masoquismo benigno. Esto ha sido llevado también a las prácticas sexuales, surgiendo toda una subcultura, definida con términos como BDSM, Kinki y Sado.

En este post hablaremos sobre el BDSM, conocido también como prácticas sadomasoquistas. Revisaremos cómo para algunas personas resulta placentero recibir o provocar algún tipo de dolor físico o emocional en su amante. Además, incluiremos las condiciones o límites que han surgido tras esta práctica, en la que existen reglas y contratos preestablecidos que deben ser respetadas por las personas involucradas.

¿Qué significa el acrónimo BDSM?

La Real Academia Española lo define como “perversión sexual de quien goza causando y recibiendo humillación y dolor”. Sin embargo, esta definición resulta poco acertada  cuando hablamos de las prácticas actuales que han pasado de ser consideradas como patológicas a formas de salir de la rutina sexual y expresión de las fantasías humanas. Hoy día, el BDSM, es considerado como una forma más de la expresión de la sexualidad no convencional.

Dos características generales del BDSM son: Las relaciones desiguales de poder y la violencia (y, en algunos casos, el uso de dolor) dentro de un contexto sexual, en cuyo ejercicio se utilizan, normas, reglas o límites. El término se compone principalmente de tres acrónimos: BD, Bondage y Disciplina; DS, Dominación y Sumisión; y SM, sadomasoquismo. A continuación, se definen estas palabras:

Bondage: consiste en atar o encadenar a una persona para inmovilizarla total o parcialmente. La palabra es de origen francés y significa esclavitud, aunque se ha actualizado su significado al de inmovilización.

Disciplina: Normas y hábitos a las que se tiene que adaptar la persona que asume el rol de sumiso en su adiestramiento. Puede incluir castigos.

Dominación: Es el papel que desempeña quien toma el control ante la parte sumisa.

Sumisión: El compañero de la persona dominante ejerce la sumisión, que asume desde la  completa libertad durante la sesión de placer únicamente, no fuera de esta.

Sadismo: Se trata de sentir placer al infligir dolor físico o psíquico al otro.

Masoquismo: Se obtiene el placer mediante el dolor aplicado a uno mismo, también psíquico o físico.

En cada una de estas experiencias hay diferentes niveles hasta llegar a las más extremas. Por eso es muy importante comprender que aquí hay todo un mundo, con múltiples reglas, códigos, mitos, acciones, elementos y lenguaje especifico, e incluye prácticas que van más allá del  sadomasoquismo.

¿Por qué existen reglas, contratos y límites para estas prácticas?

Ya que supone un conjunto de prácticas relacionadas con el dolor, el sometimiento, con la dominación y sumisión de las diferentes partes de la relación sexual. Es necesario establecer límites que regulen las acciones. La clave principal, es seguir el protocolo SSC (Seguro, Sensato y Consensuado). A continuación, veremos cómo se define cada uno de estos componentes:

  • Seguro: los practicantes deben tener el conocimiento necesario para el desarrollo de estas prácticas, el material que será utilizado y la prevención de riesgos asociada a ello.
  • Sensato: se refiere a la capacidad razonable de decisión de cada uno de sus participantes, así como de su experiencia y claridad entre fantasía y realidad.
  • Consensuado: los participantes deben estar de acuerdo sobre la forma e intensidad con la que se realicen las acciones. Además, cualquiera de las partes puede romper ese consenso y dar por acabada la relación BDSM cuando lo considere necesario.

Otra forma de evaluar los límites a establecer en el juego es haciéndose las siguientes preguntas: ¿Qué actos estarán absolutamente prohibidos? ¿Qué actos serán los favoritos? ¿Qué tipos de cosas se pueden negociar? ¿Puede modificarse el límite una vez iniciado el juego y tras otra negociación? ¿Cuánto tiempo durará el juego?

Para que esto nos quede aún más claro, por los riesgos que conlleva, es necesario definir y evitar situaciones desagradables o de peligro potencial, estableciendo normas. Algunas de carácter general que se pueden mencionar son:

  • Elaboración de un contrato, en este se establecen aquellas prácticas que estarán permitidas y las que no. Puede ser escrito (físico o digital) o verbal, su contenido puede ser general o muy específico, de acuerdo a cada caso.
  • Ser sinceros entre las dos partes, para que la práctica cumpla su función y el desengaño sea una palabra sin cabida entre ellas.
  • Determinar quién jugará el papel de dominio y sumisión.
  • No se trata de sentir o de infringir dolor perjudicial, sino ser respetuosos y cuidadosos, con el fin de ampliar su mapa de placer.
  • Los juegos de roles no tienen que ver con el género sino con el placer.
  • Mantener en todo momento una comunicación clara.
  • Establecer una palabra de seguridad, consensuada y conocida por los participantes.
  • Delimitar las banderas rojas del juego.
  • Uso de profilácticos.
  • No encontrarse ninguno de los participantes bajo los efectos del alcohol.
  • No franquear los límites previamente establecidos.
  • Comportarse en todo el juego de acuerdo al rol asignado.
  • Delimitar el tipo y magnitud de dolor a infringir: físico, moral o ambos.
  • Respeto, es decir que, las prácticas no constituyan abuso físico o mental.
  • Límite es cualquier práctica que una de las partes no quiera sobrepasar durante la sesión.
  • Ser mayor de edad.
  • Evitar secuelas graves y permanentes, que dificulten o impidan el desarrollo normal de la vida de la persona.

Finalmente ten presente que, sin límites, el BDSM deja de ser una práctica segura.

¿Cuáles son las prácticas más habituales?

Dentro del BD, las más comunes suelen tener relación con la restricción de movimiento, aplicación de castigos/recompensas con el objetivo de “instruir” al bottom (quien recibe la estimulación física, no siempre se refiere a la persona sumisa): bondage ( disfrute sensual y/o sexual mediante el acto de ser inmovilizado), shibari (atadura erótica con cuerdas y nudos especiales), spanking (arte de dar nalgadas o azotes), caning (forma de castigo corporal consistente en una serie de golpes con una caña, generalmente aplicada a las nalgas desnudas o vestidas), aplicación de protocolos, lecciones de comportamiento, postura y tratamiento hacia otros practicantes.

En el DS, los más habitual es encontrarse con juegos de rol en el cual se mantienen relaciones de poder desigual: amo/esclavo, médico/paciente, profesor/alumno, verdugo/víctima, etc.

Por último, el SM, incluye las prácticas que conlleven cierto dolor físico o psicológico para el bottom: látigos, pinzas, cera caliente, agujas, torturas varias, piercings, etc.

¿Te sientes atraidx por el BDSM? ¿Has experimentado alguna de las practicas que te hemos mencionado? Seguramente sí. Además, ten en cuenta que es algo que se puede parar en el momento que así lo quieras, por eso te sugerimos iniciarte o adentrarte aún más, utilizando productos que encontrarás en la web de Sexshoperas. Algunas sugerencias podrían ser:


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¿Cómo  practicarlo sin caer en el abuso?

  1. Seguir los lineamientos del protocolo definido para la práctica erótica del BDSM, respetar las reglas y normas pactadas.
  2. Mantener en todo momento la comunicación, antes, para establecer los límites, durante, mediante las palabras de seguridad, después, para la búsqueda de aspectos a mejorar, sustituir o eliminar.
  3. Tener siempre en cuenta la escala de valores sexuales, el contrato y el consentimiento de los participantes.
  4. Para no caer en el abuso se debe considerar la voluntad, participación y consenso de ambas personas.
  5. No debe existir coacción ni amenazas.

Todas las acciones, conductas y prácticas son deseadas y no impuestos por ninguna de las dos partes. No vulnera, descalifica ni agrede física o psíquicamente a la persona que adopta el papel de sumisa/o. No se trata de hacer daño, sino ser respetuosos y cuidadosos, con el fin de ampliar su mapa de placer. Las primeras experiencias pueden resultar negativas, si no se siguen las normas y los pasos previos. O puede que no se haya llegado a un buen entendimiento con la otra persona. Lo mejor es tomarse el tiempo para encontrar la persona y las prácticas que te permitan disfrutar y tener experiencias placenteras. Lo bueno se cuece a fuego lento, no te apresures para algo que requiere discernimiento y ganas de pasarlo genial.

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